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La integridad académica en la educación superior de posgrado es un factor crítico de éxito, no solo para valorar el desempeño y cumplimiento de las personas involucradas directamente en el proceso enseñanza aprendizaje (estudiantes, docentes, investigadores, entre otros), sino que además se relaciona con el proceso de elaboración, desarrollo y validación de los medios e instrumentos utilizados para favorecerla, el modelo educativo, de las políticas y compromisos establecidas al respecto de integridad académica y la gestión institucional como un todo. De acuerdo con Turnitin (2021) la colusión, el copiado y pegado, la alteración de fuentes, la paráfrasis sin atribución y la falsificación de datos, son ejemplos de conductas comunes generadoras de trabajos no originales.

La UCI ha establecido en su reglamentación interna, que el fraude y el plagio académico son faltas gravísimas, disparadoras automáticas de procesos disciplinarios. Sin embargo, concuerda con Lee (2022) que el miedo a la acción disciplinaria no debe ser el único motivo para evitar estas malas prácticas. Por el contrario, acercar a las prácticas de integridad académica a todas las personas involucradas debe ser parte de la intencionalidad educativa general y permanente de la Universidad para consolidar una comunidad dedicada al aprendizaje y al intercambio de ideas, garante de valores esenciales como la honestidad, el respeto y la responsabilidad (Holden, Norris and Kuhlmeier, 2021) así como un mecanismos de mitigación de los riesgos de reputación académica implicados.

La UCI adopta, potencia y regenera una serie de buenas prácticas, las cuales buscan promover la integridad académica y reducir los riesgos asociados, a fin de conformar una cultura de integridad académica y de investigación. Por ejemplo, las siguientes:

1. Obligatoriedad de la debida atribución y reconocimiento de la autoría de personas u organizaciones.
2. Adopción de marcos de buenas prácticas, como las normas editoriales COPE para promover la transparencia en la publicación académica.
3. Velar por la actualización de la normativa institucional y políticas generales aplicables.
4. Promover entre los interesados, la adopción de las buenas prácticas.
5. Fomentar el respeto, trabajo conjunto y justo trato, sin distinción ni discriminación alguna, a los miembros de las comunidades de aprendizaje y de práctica.
6. Promover el uso de facilidades informáticas y de TIC en general para promover y fortalecer las competencias digitales individuales y colaborativas.
7. Publicaciones periódicas que implican revisiones por pares.